Cuando se padece esta enfermedad, se producen numerosos cambios en la vida diaria que con frecuencia no solo te afectan a ti, sino también a las personas más próximas.
- Abordar las relaciones íntimas juntos es un buen primer paso para encontrar una manera de hacer frente a estos cambios.
- Tu pareja también se está adaptando a estos cambios y puede tener algunas ideas y sugerencias que os ayuden a acostumbraros a esta nueva situación.
- Tratad de planificar actividades por separado que os gusten. Estas experiencias individuales enriquecerán la relación, crearán un espacio muy necesario y fomentarán una mayor cercanía sexual cuando os encontréis.
- Recuerda que una sonrisa, un toque suave en el brazo de tu pareja o darle la mano son actos de intimidad que pueden ayudar a mantener el contacto físico.
- Recurre al humor para mejorar el estado de ánimo y restar importancia a situaciones embarazosas.
- Si hablas de este tema con tu médico es posible que pueda derivarte a un terapeuta que te facilitará asesoramiento y apoyo adicionales.