Practicar ejercicio con regularidad, ya sea para mantenerse activo o seguir una terapia física, es una parte importante del control de la enfermedad de Parkinson.
Mantenerte activo y practicar ejercicio físico de una manera regular es importante para todas las personas, pero puede ser especialmente útil cuando se sufre una enfermedad como el Parkinson.2
El ejercicio puede ayudarte a mejorar el equilibrio, además de controlar e incrementar la movilidad.2,3
También puede ayudarte a aliviar otros problemas derivados del Parkinson como por ejemplo el bajo estado de ánimo, el estrés y el estreñimiento.2,3
Hay gran variedad de ejercicios que puedes practicar: tareas ligeras de jardinería, paseos tranquilos, sesiones periódicas con un fisioterapeuta o hidroterapia en la piscina. Antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, es importante que consultes con tu médico.2
En ocasiones, el ejercicio físico puede afectar a la respuesta del organismo a Duodopa®, y es posible que experimentes más síntomas de la enfermedad de Parkinson que cuando no te encuentras tan activo. El médico podrá aconsejarte la mejor manera de gestionar esta situación, así como la posible necesidad de una dosis extra de Duodopa® antes de practicar ejercicio.1
Con el paso del tiempo, tú y tu cuidador conoceréis mejor la manera en que tu organismo responde al ejercicio y cómo gestionarlo.
Consejos para mantenerte activo
- Establece una rutina regular de ejercicio, de manera que forme parte de tus actividades semanales.
- A la hora de planificar tus actividades diarias, aprovecha aquellos momentos en los que te encuentres mejor para realizarlas en estado ON.
- ¿Por qué no incorporar una actividad regular en los planes que haga con familiares y amigos?
- Pregunta a tu médico o fisioterapeuta por ejercicios que puedes practicar en casa.
- Toma líquidos mientras haces ejercicio.
- En casa, estudia las zonas por donde pases más a menudo, es recomendable retirar las alfombras y los muebles que te dificulten el paso.