Aunque la enfermedad de Parkinson puede tener un impacto en la calidad de vida de una persona, existen ciertas medidas que se pueden tomar para ayudarle a recuperar algo de control.1
A la hora de planificar sus actividades diarias, aproveche aquellos momentos en los que se encuentre mejor para realizarlas.

Haga ejercicio cuando pueda
Hacer ejercicio con regularidad, ya sea manteniéndose activo o recibiendo fisioterapia, es una parte importante del control de la enfermedad de Parkinson. Puede ayudarle a mejorar su equilibrio y ayudar a aliviar otras preocupaciones que surgen del Parkinson, como el mal humor, el estrés y el estreñimiento.2
Hay gran variedad de ejercicios que puede practicar: tareas ligeras de jardinería, paseos tranquilos, sesiones periódicas con un fisioterapeuta o hidroterapia en la piscina. Antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, es importante que consulte con su médico.2
En ocasiones, el ejercicio físico puede afectar a la respuesta del organismo y es posible que experimente más síntomas de la enfermedad de Parkinson que cuando no se encuentra tan activo. El médico podrá aconsejarle la mejor manera de gestionar esta situación.3
Con el paso del tiempo, conocerá mejor la manera en que su organismo responde al ejercicio y cómo gestionarlo.